La periodista Mariel Fritz Patrick, miembro del Consocio Internacional de Periodistas de Investigación aclaró que el ministro de finanzas es un asesor de una de las sociedades, pero no es dueño.
Tras la repercusión de los documentos que fueron develados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación denominado Panamá Papers que revela millonarios movimientos financieros en paraísos fiscales a nivel mundial, la integrante de dicho consorcio Sandra Crucianelli destacó que «el Consorcio no hace acuerdo con medios, sino con periodistas. Trabajamos con un margen de libertad muy amplia».
La filtración tiene aproximadamente 13,4 millones de documentos que involucra a celebridades, multinacionales y millonarios que demuestran cómo ocultan sus activos y movieron fortunas evadiendo controles tributarios. En diálogo con Quiero vale cuatro, Crucianelli manifestó que «hay alguien que intenta mantener en secreto esa información, y el secreto es lo que mueve a los periodistas».
Entrando puntualmente en los detalles de los argentinos que están involucrados en estas investigaciones se dio a conocer que Juan José Aranguren, ministro de Energía fue integrante de al menos dos sociedades offshore mientras era ejecutivo de Shell y aun siendo ministro. «En el caso de Aranguren hay un conflicto de intereses», subrayó y agregó «se puede esperar otros nombres importantes».
«Teníamos una lista muy amplia de muchos gobiernos, y a medida que van surgiendo las investigaciones van a apareciendo nuevos nombres que estamos investigando», destacó.
Otra de las periodistas que son parte del consocio, Mariel Fritz Patrick habló en De Puntín por FM Milenium sobre las vinculaciones de otros nombres que surgieron en el último tiempo, como la de Luis Caputo, el ministro de Finanzas y aclaró que «Caputo no aparece vinculado directamente a un offshore sino como un administrador de fondo de inversión», esto es que aparece vinculado como asesor, pero no es dueño.
Por otra parte, de acuerdo a la opinión y críticas por parte los kirchneristas manifestó que «hay un uso político muy fuerte».