El presidente encabezó el cierre de la 1° Cumbre Ministerial del Comité Latinoamericano de Seguridad Interior (CLASI) en el Centro Cultural Kirchner y repudió los discursos de odio asegurando que hoy «todo eso es incitar a que se haga justicia por mano propia».
En el marco del cierre de la 1° Cumbre Ministerial del Comité Latinoamericano de Seguridad Interior (CLASI) en el Centro Cultural Kirchner, el presidente Alberto Fernández abogó por garantizar «que la paz social no sea alterada por el crimen» y reiteró su repudio a los discursos de odio «en sociedades que están lastimadas producto de la pandemia y la guerra».
«El problema de la seguridad interior es un problema de la modernidad, que debemos abordarlo con seriedad, entendiendo que América Latina tiene una condición dentro del contexto internacional, que es la condición de la paz», diagnosticó el mandatario nacional durante su discurso.
En este sentido, amplió: «El delito permanentemente altera la paz social. Así como debemos cuidar y respetar la convivencia democrática, tenemos que garantizarnos que la paz social no sea alterada por el crimen que a esta altura de los acontecimientos se ha desarrollado de un modo singular».
Además de considerar que «el delito cada vez más es un hecho plural y cada vez menos un hecho singular», aseguró que «con el tiempo, el delito ha dejado de ser una aventura de un delincuente y ha pasado a ser un sistema de organización que busca la impunidad. La organización se ha desarrollado en extremo y empezó a dar lugar a lo que conocemos como crimen organizado«.
Teniendo en cuenta la presencia de los ministros de Argentina, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Panamá, República Dominicana, Chile, México, Paraguay, Uruguay y Perú, el jefe de Estado aprovechó para instar a una profundización en las relaciones con regiones de la Unión Europea (UE).
«O nos vinculamos a la región o nos combinamos con otras regiones como la UE o nos vinculamos al mundo. Entonces el delito trasnacional empieza a ser un problema más que es producto de esa capacidad organizativa que tiene el crimen».
Por otro lado, apuntó contra los poderes económicos acusándolos de «acallar noticias, tapar la difusión de los hechos, generar imágenes de inocencias donde hay imágenes de culpables», y cuestionó: «¿Alcanza como sociedades individuales para poder combatir semejante flagelo que necesariamente debemos combatir?, porque si no lo hacemos, la paz social se altera y cuando eso sucede todo se conmociona y se vuelve difícil«.
«Debemos hacerlo sabiendo que somos parte de los Estados democráticos, y en el estado de derecho debemos actuar respetado el sistema legal impuesto. Muchos creen escuchar una suerte de darle más derechos al delincuente que al ciudadano. No estamos hablando de eso, sino de aplicar la ley en toda su dimensión. La ley también llega a los que delinquen y debemos garantizar juicios transparentes, sanciones rápidas y penas que se cumplan«, profundizó.
Asimismo, reiteró su rechazo hacia los discursos de odio en la coyuntura actual: «Hay una prédica en el presente que viene de los que niegan la democracia y el estado de derecho y piensan que hay una suerte de posibilidad de que la seguridad quede en manos privadas. En estos últimos tiempos hemos visto sociedades que promueven el club del rifle, que la gente esté armada, todo eso es incitar a una sociedad a que se haga justicia por mano propia».
Continuando por esta línea, concluyó: «Si lo hacemos, dejamos de cumplir con el verdadero rol del Estado. Es un discurso muy atractivo en sociedades que están lastimadas producto de la pandemia y la guerra. No debemos dejar que ese discurso cautive el oído de nuestros ciudadanos y debemos ser capaces de dar respuesta en una situación muy compleja».