Había sido propuesto por el nuevo jefe del PJ bonaerense, aunque los principales mandatarios del partido se sumaron a la negativa de Sergio Massa.
Unos dicen que Cristina es su límite, otros que el daño del pasado es irreparable. Los menos reacios deslizan que podría haber un gesto pero que no creen que pueda -o deba- ser ahora. Y que, como formato para enfrentar unidos a Mauricio Macri, está el recurso de las PASO.
La propuesta de Gustavo Menéndez, el debutante presidente del PJ bonaerense, de montar una mesa grande donde confluyan todos los peronismos, choca con la resistencia de jefes territoriales que acumulan recelos con la ex presidenta.
El alcalde de Merlo, que a fin de año habló con Sergio Uñac (San Juan), Juan Manuel Urtubey (Salta), Rosana Bertone (Tierra del Fuego) y, entre otros gobernadores, Gildo Insfrán (Formosa), agitó el arranque del verano con una propuesta «de unidad» entre los múltiples sectores del panperonismo.
Sugirió, con su estilo estridente, que todos tienen que hablar con todos y propuso, a modo de ejemplo, que se reúnan Sergio Massa y Cristina. Sonó a mensaje patrocinado por el tigrense, habida cuenta la cercanía entre este y Menéndez. Pero Massa rápidamente dijo que no.
Clarín recogió una postura similar entre la mayoría de los gobernadores del PJ. El salteño Urtubey y el cordobés Juan Schiaretti aparecen entre los que no contemplan ningún acercamiento a la ex presidente. Fueron, y siguen siendo, los más duros junto al senador Juan Manuel Pichetto, que milita el rápido lanzamiento de un candidato del peronismo no K.
Pichetto lo dice en privado y lo relató en la presentación pública de la revista Movimiento 21 donde prácticamente postuló a Urtubey, que estaba sentado a su lado. El apuro de Pichetto parece, por ahora, sólo de Pichetto. «Antes del primer semestre de este año, tenemos que tener un candidato instalando y caminando», le escucharon decir al senador que debe convivir con la ex presidente en la Cámara alta.
El plan Pichetto vale para la variable de una PASO grande donde compitan distintas expresiones del peronismo, formato que patrocina el PJ bonaerense y que avala el cristinismo. «Si el peronismo va junto evita que Cambiemos gane en primera vuelta. El balotaje, después, es una lotería», dice a Clarín un armador provincial. Esa consigna casi no tiene refutadores en el PJ.
La foto o el encuentro con Cristina tampoco resulta simpático para mandatarios como Gustavo Bordet de Entre Ríos, Domingo Peppo de Chaco, el riojano Sergio Casas o la fueguina Rosana Bertone. El club de los gobernadores viene de padecer, en más de un caso, la existencia de boletas K en sus provincias.
Varios tienen, además, herencias en tránsito o disputas por las jefaturas locales en la que aparecen dirigentes que se referencian con la ex presidenta. Un caso: Peppo con Jorge Capitanich. el ex jefe de Gabinete, que es intendente de Resistencia.
«¿Cómo les explica Schiaretti a los cordobeses, después del daño que le hizo Cristina a la provincia, que se sienta a negociar con ella?», analizó un operador cordobés ante la sugerencia de una posible cumbre Cristina-Schiaretti.
El sanjuanino Uñac y Juan Manzur, de Tucumán, dos de los pocos ganadores electorales de 2017, ya colocaron a Cristina en la vidriera del pasado y han hecho esfuerzos por despegar de la marca K pero, en paralelo, son críticos de las políticas de Mauricio Macri.
Menos amigables con el Gobierno que Urtubey y Schiaretti, Uñac y Manzur invocan la necesidad del PJ de tener, de cara al 2019, un candidato «competitivo» porque deben reelegir en las provincias y, además, renovar diputados y senadores. «Si eso no ocurre, cada provincia va a votar por su lado», augura un operador del Interior.
Ante eso aparece, como regla general, que podría haber un gesto de unidad genérica con el objetivo específico de allanar una PASO grande que involucre a la mayor cantidad de actores del PJ. «En tanto haya internas, pueden estar todos adentro», explica un peronista provincial.
Además de Menéndez, al que se sumó Martín Insaurralde, intendente de Lomas, el kirchnerismo ha sido el sector que envió más mensajes: la visita de Máximo Kirchner al lomense y la defensa de La Cámpora a los Moyano se leen como gestos para acercar posiciones.
La «unidad» no se pudo, hasta acá, sellar en el Congreso, donde el grueso de los gobernadores optó por bloques diferentes a los K: el PJ territorial se nucleó, mayoritariamente, en el Bloque Justicialista, mientras que el kirchnerismo se quedó en el Frente para la Victoria.
Eso lo hicieron, incluso, gobernadores que son duros opositores de Macri como Insfrán -sus senadores están con Pichetto, aunque sus diputados están en el FpV-, Carlos Verna (La Pampa) y Alberto Rodríguez Saá (San Luis), que fue socio en Buenos Aires (donde fue candidato su sobrino Nicolás Rodríguez Saá en la lista de Unidad Ciudadana) pero luego tienen tiempos y lógicas distintas.
Para algunos, el rechazo a Cambiemos parece más fuerte que una hipotética unidad con Cristina. Para otros es al revés. Con esa contradicción, el peronismo empieza a caminar hacia 2019.
FUENTE: CLARIN