La explicación del laboratorio que la fabrica y los detalles del plan de vacunación nacional.
En las últimas horas se conocieron las intenciones de una empresa de ingresar a la Argentina vacunas para la fiebre aftosa para poder comercializarla “al 50%” acusando al mercado local de tener el valor más alto de la región.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), que permite ingresar las dosis de las vacunas al país, está estrechamente involucrado con el hecho ya que fue el organismo que recibió la solicitud de permiso por parte de la empresa para importarlas.
Desde los laboratorios veterinarios nacionales decidieron aclarar la situación en un comunicado: “Frente a información falsa que busca generar confusión, queremos aclarar que en la Argentina existen 3 laboratorios que comercializan la vacuna contra la fiebre aftosa, mientras que en el resto del mundo no más de 30″.
Asimismo, explicaron que “en nuestro país existe un plan nacional de vacunación con dos dosis al año a la totalidad del rodeo bovino, pero con una particularidad única en la región y que es un ejemplo a nivel mundial”, al mismo tiempo explicaron que “se ejecuta bajo un sistema de fundaciones de productores, entes sanitarios y en menor medida veterinarias; que las compran en los laboratorios y realizan la aplicación, asegurando en un tiempo acotado, una cobertura vacunal muy eficaz”.
Por esa línea, detallaron: “Este sistema es el que le permitió a la Argentina en el año 2003 recuperar en tiempo récord las exportaciones de carne vacuna perdidas como consecuencia de un brote muy grande de fiebre aftosa que se originó en el año 2000/01.”
Cabe remarcar que la fiebre aftosa afecta a animales de doble pezuña, como por ejemplo vacas. Se caracteriza por fiebre y ampollas en boca, nariz, pezones y patas.
Además, marcaron que la dosis que se aplicó en la primera campaña de 2024 “fue vendida por los laboratorios mayormente entre noviembre y enero a 550 pesos aproximadamente, con un dólar que para la cobranza (promedio 40 días de plazo) estuvo alrededor de los 850 pesos (USD 0.65); un número que está muy lejos de lo que se menciona en medios y que de ninguna manera es 5 veces más que otros países de la región”.
Por otra parte, indicaron que en plena escalada inflacionaria, “los entes sanitarios y fundaciones facturan la vacuna con el precio de reposición que los laboratorios anuncian previo al inicio de la campaña”, y aprovecharon para aclarar que “pagan plazos de pago de entre 30 y 60 días a los productores y no pueden hacer especulaciones financieras con el dinero por ser entidades sin fines de lucro.”
“Cabe destacar que históricamente los laboratorios hicieron los ajustes de precio de la vacuna dos veces al año, y nunca durante el desarrollo de una campaña de aplicación para no generar una distorsión de precios”, puntualizaron, y señalaron que el valor actual “se mantendrá hasta el 1 de Julio 2024, independiente de la inflación que ocurra y de las variaciones del tipo de cambio haya, aun cuando las vacunas tienen componentes importados”.
En consecuencia, destacaron que eso “es algo único también porque el resto de los productos veterinarios se han ajustado entre 5 y 8 veces durante 2023″.
Desde los laboratorios señalaron que “la inflación acumulada desde enero 2019 a junio 2024 fue de 3.892%” comparandola con el “incremento de la vacuna antiaftosa en el mismo periodo (ya que el precio no se va a modificar hasta el 1 de Julio)” dio un total de “3.663%” de suba en las dosis.
“Es decir, una diferencia de 229 puntos porcentuales a favor de la vacuna la cual de factura y cobra en pesos, cualquier conversión a dólar solo presta a confusión y más aún en estos momentos de nuestra economía”, resaltaron.
Sobre el final, indicaron que deben “aclarar que el ingreso de nuevos proveedores, tanto locales como extranjeros es algo que está contemplado en la ley vigente 24.305 (programa de lucha contra la fiebre aftosa)”.
Por ello, indicaron que lo detallado anteriormente “es muy técnico -y que además es impactado como en cualquier otro rubro por los vaivenes de la economía argentina- puede hacer creer que el precio que el productor paga es el que recibe el laboratorio en ese momento, o que la vacuna ha aumentado más que la inflación o que el resto de los insumos según el periodo que se analice, cuando eso no es cierto y se puede contrastar con datos duros” como lo ya mencionado.
“El estatus sanitario de Argentina es el que le permite hoy proyectar las exportaciones de carnes a los mercados de alto valor y tanto SENASA como la industria y los entes sanitarios han desarrollado y desarrollan un rol clave para mantener ese estatus”, cerraron.