El Sumo Pontífice encabezó la tradicional celebración de los 24 de diciembre por la tarde y, este miércoles, pronunciará su bendición “urbi et orbi”
El papa Francisco presidió este martes en la Basílica de San Pedro la misa de Nochebuena, en la que aseguró que el Evangelio «es la señal para recuperar la esperanza perdida» y «sembrarla» en las «desolaciones» del mundo: «Hay tantas en nuestro tiempo, pensemos en las guerras».
Ante alrededor de 30.000 personas presentes en el Vaticano, y otras miles siguiendo la transmisión desde distintas partes del planeta, el Sumo Pontífice recordó el nacimiento de Jesús y destacó: «Si Dios viene aún cuando nuestro corazón se asemeja a un pobre pesebre, entonces podemos decir ‘la esperanza no ha muerto, la esperanza está viva y envuelve nuestra vida para siempre'».
Tras insistir en que «esta es la noche en que la puerta de la esperanza se ha abierto de par en par al mundo», invitó a «renovar» esa confianza y «sembrarla» en las aflicciones de la humanidad «rápidamente».
«Hay tantas desolaciones en nuestro tiempo, pensemos en las guerras, pensemos en los niños ametrallados, en las bombas, en las escuelas y en los hospitales«, enumeró Francisco, quien suele expresarse sobre los conflictos en distintas partes de la Tierra.
En este sentido, indicó que la tarea de los cristianos es «llevar la esperanza a las distintas situaciones de la vida» y aclaró que «no es un final feliz que hay que esperar pasivamente»: «Es la promesa del Señor que hemos de acoger aquí y ahora, en esta tierra que sufre y que gime«.
«Nos pide, diría San Agustín, que nos indignemos por las cosas que no están bien y que tengamos la valentía de cambiarlas«, puntualizó, a la vez que invitó a hacerse «peregrinos en busca de la verdad» que se dejan «inquietar» por el sueño «de un mundo nuevo, donde reinan la paz y la justicia«.
Al llegar a la Basílica, el Sumo Pontífice abrió la Puerta Santa e inauguró así el «Año Santo» 2025 de la Iglesia católica, luego de apuntar: «Crucemos el umbral de este templo santo y entremos en el tiempo de la misericordia y del perdón, para que se abra a cada hombre y cada mujer el camino de la esperanza que no defrauda».