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Más pruebas complican al financista Clarens y Bonadio no lo aceptaría como arrepentido

  • por PERIODISTA 360
  • 28 de agosto, 2018

El uso de lanchas rápidas, los «préstamos» multimillonarios de su compañía a Lázaro Báez y las confesiones de empresarios lo ponen en un rol clave.


«Acá sos amigo o enemigo. No hay neutros. A partir de ahora, que no está más “el furia”, me vas a tener que pagar (las coimas) a mi.

La frase se le atribuyen más de dos empresarios arrepentidos al financista Ernesto Clarens quien, en los últimos días, quedó judicialmente más complicado por la incorporación de nueva prueba en su contra y el juez Claudio Bonadio podría volver a rechazar la homologación del acuerdo que firmó como arrepentido. Ya lo hizo una vez. “El Furia” era la forma en que nombraba a Néstor Kirchner, fallecido en octubre del 2010. Entonces, si Clarens no confiesa más datos que «apunten hacia arriba» en los próximos días podría ir preso.

En la causa de los cuadernos de las coimas se sumaron las pruebas de sus más de 90 viajes a Uruguay -varios en lanchas rápidas- y los “préstamos” por 250 millones de pesos que su última financiera, Cofricred, que le dio a las empresas de Lázaro Báez, Austral Construcciones y Gotti, entre otros indicios, luego de cambiar cheques de los principales miembros del “club de la obra pública”.

El juez y el fiscal Carlos Stornelli, luego de la muerte de Néstor Kirchner, sospechan que Clarens fue una de las puntas del “triángulo” de la recaudación de las empresas de la construcción, junto con Cristina Kirchner y el ex secretario de Obras Públicas, José López, otro de los arrepentidos que aportó información clave sobre él.

Uno de los empresarios que se arrepintió, Juan Chediack de la constructora José Chediack, confirmó el rol de articulador del sistema de recaudación, antes y después de la muerte de Néstor en octubre del 2010, que tuvo el ex presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), Carlos Wagner, quien era “amigo” de De Vido. Chediack fue el primero que metió a Clarens en esta causa.

Fuentes que conocen la causa revelaron a Clarín que Chediack confesó que a fines del 2003 Wagner lo invitó a conocer a De Vido en su departamento de avenida Libertador al 2.200. A Chediack y a otros, junto a un Bonsai, el ex ministro de Planificación decía siempre palabras similares:

– Si querés seguir trabajando, tenes que pagar para la política y no sean llorones hablando de la crisis del 2001.

Junto con los comentarios, después venían deliberados atrasos en los pagos de las obras a los que se resistían. Bajo estas presiones Chediack y otros pagaron cuotas mensuales de entre “100 mil y 350 mil pesos”, según el tamaño de la obra. Incluso, contó que cuando que le pagaba las coimas en su despacho no se las daba en la mano, sino que debía ir al baño y dejarlas allí. Así De Vido repetía el mismo mecanismo que usó, hasta el 2003 en Santa Cruz. Estela Kank, ex socia de Kank y Costilla SA, empresa contratista de obras viales —que ahora controla a Báez— denunció que para la fecha de los pagos de certificados de adelanto de obra pública, su primo debía cumplir primero con la misma rutina: iba a ver a De Vido a su oficina en la gobernación, lo saludaba cortésmente y en un momento de la entrevista debía pedir permiso para ir al baño. Una vez allí, en el botiquín, “dejaba un sobre blanco sin membrete, con un dinero en efectivo, equivalente al 5% del monto cobrado”.

La parte de varios de los 17 arrepentidos que más complica a Clarens es aquella en la que narraron que se presentaba como “el financista de los Kirchner” y que debían pagar porque “aquí hay amigos o enemigos. No hay neutros”. En una oportunidad, le llevaron 180 mil en lugar de 250 mil y los devolvió por no ser la cifra convenida. Después de la muerte de Néstor, Clarens se presentaba diciendo que “yo hablo directamente con Cristina” y hacía ir a los empresarios a su oficina en Invernes en Pasaje Carabelas o su nueva “cueva” ubicada en Manuela Sáenz 323, segundo piso, Puerto Madero. Incluso, en alguna oportunidad Clarens intimó a uno para ir a cobrarle un fin de semana al country Tortugas, ubicado en la localidad bonaerense de Pilar.

El otro empresario de la construcción que lo nombró a Clarens fue Aldo Roggio, quien lo identificó como el destinatario de las “contribuciones” que le obligaban a dar a cambio de pagarles los certificados de avance de obras viales. La semana pasada, en su segunda ampliatoria Clarens para evitar quedar detenido admitió haber sido “el cambista” de estas operaciones de coimas y dio nombres de otros miembros de esta estructura financiera que movió la plata negra de los K, que se mantienen en secreto en la causa de Bonadio y Stornelli. La confesión de Clarens, cuando se conozca, será explosiva y podría hablar de Daniel Muñoz. Aunque ya existía un informe de la Unidad de Información Financiera (UIF), que dirige Mariano Federici, contando cómo ese secretario privado de Néstor y Cristina sacó ilegalmente del país e invirtió 65 millones de dólares en Miami.

En los noventa, Clarens había desembarcado en Río Gallegos para comprar un frigorífico en desuso y luego logró acercarse a Kirchner al conseguir que los sueldos de la provincia de Santa Cruz se pagaran a través de su primer financiera Credisol (otra cooperativa que también fue dada de bajo por el titular de el INAES, Marcelo Collomb) y esa relación fue creciendo poco a poco. Su primer oficina en la city porteña estaba cerca de la casa de Santa Cruz. Una de las funciones clave que hacía era el cambio de los cheques oficiales de la provincia que se pagaban a 30 ó 60 días por efectivo, entre otros negocios. En 2005, dos años después de que Néstor llegara a la Presidencia, la constructora Gotti —que había sido absorbida por Austral Construcciones— cedió sus derechos de cobro de certificados de varias obras públicas en Santa Cruz a la financiera Invernes. Con esa cesión, Clarens pasó a manejar los pagos del Estado y evitó que a Gotti le trabaran los cobros para pagarle a acreedores que reclamaban en la Justicia y poco a poco pasó a ser el financista de los Kirchner en las sombras.

Fuente: Clarin

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