A un día de la convención, los principales dirigentes radicales organizaron una cena en la búsqueda de cerrar un acuerdo y así evitar una crisis política.
El radicalismo tendrá mañana una convención clave donde puede mover la aguja electoral, así como lo hizo en 2015, cuando encabezados por Ernesto Sánz decidieron unirse al PRO y la Coalición Cívica, fundando así Cambiemos.
Cuatro años después, el escenario se modificó y el radicalismo maneja tres posiciones diversas que buscará unificar en una cena de esta noche, con el tiempo que apremia.
La primera de las posturas quiere seguir en Cambiemos con modificaciones en la estructura partidaria que garantice un sistema de toma de decisiones que no se limite solo a la mesa chica del Ejecutivo, además de más cargos ejecutivos para el radicalismo. En este grupo se destaca el vicegobernador bonaerense, Daniel Salvador.
Una segunda posición busca ampliar la coalición sumando otros partidos y que ya no se llame Cambiemos. Dentro de esta idea aparece el titular radical, Alfredo Cornejo, que había pedido sumar a Urtubey y Lavagna, entre otros.
En el tercer y más crítico sector manifestaron su intención de irse de Cambiemos, aunque no creen que la idea prospere. En el grupo “rebelde” se destaca Ricardo Alfonsín.
En el Gobierno esperan que la UCR resuelva la interna y que los gobernadores Cornejo, Morales y Valdés midan el poder de fuego en sus provincias (Mendoza, Jujuy y Corrientes, respectivamente) y a partir de ahí discutir la mejor estrategia electoral.