La iniciativa de Cambiemos contaría con el apoyo del massismo, pero la izquierda y el kirchnerismo salvarán al ex ministro de Planificación.
Ya dio un paso, aunque ahora se viene el más complicado. El Gobierno logró ayer que la Comisión de Asuntos Constitucionales decida llevar al recinto el debate de la expulsión de Julio De Vido, que se realizará este mediodía. Sin embargo, los miembros de Cambiemos admiten que no llegarán a los dos tercios de los votos que requieren para sentenciar la salida del kirchnerista por “inhabilidad moral” como planteó la diputada Elisa Carrió.
Contando los votos, importantes funcionarios del oficialismo admiten que el ex ministro de Planificación sumó apoyo de ex aliados y lo salvarán. “Si están los 257 diputados sentados, no alcanzan. Hacen falta 172 que voten afirmativamente. Una cifra bastante difícil de alcanzar”, apuntó el titular del interbloque de la Cámara de Diputados, Mario Negri. La única esperanza a la que se aferra el Gobierno es aguardar por eventuales ausencias en el Frente para la Victoria, aunque la probabilidad es muy escasa.
Es casi un hecho que la balanza se inclinará a favor de De Vido, que contará con una gran mano de los pequeños bloques de Santiago del Estero y Misiones, una escisión del FpV y el Frente de Izquierda. En los primeros dos casos son viejos conocidos K que mantienen una buena relación con el diputado desde su gestión como ministro de Planificación. ¿Será que se sienten en deuda y con su voto le brindarán su agradecimiento por los fondos millonarios que recibieron sus provincias durante 12 años?
Lo cierto es que el hombre en cuestión tiene cinco procesamientos (además de 26 imputaciones y más de 80 denuncias). Entre las causas más importantes que se le acusa se encuentran: la tragedia de Once, en la que murieron 51 personas, la millonaria compra de trenes chatarra a España y Portugal entre 2007 y 2011, y el presunto direccionamiento de obra pública al empresario Lázaro Báez.
