El intendente de Vicente López fue uno de los armadores del oficialismo y concentró sus energías en el avance de en municipios gobernados por la oposición.
Una de las mayores satisfacciones que otorgaron al oficialismo las PASO del domingo pasado en Buenos Aires fue el crecimiento en partidos tanto del conurbano como del interior gobernados por la oposición. Cambiemos administra 69 partidos bonaerenses desde 2015, pero en estas elecciones se llevó el triunfo en 101, para lo cual fue central un trabajo de hormiga realizado por los armadores partidarios coordinados por Jorge Macri.
El intendente de Vicente López, donde los candidatos del Cambiemos obtuvieron el 55% de los votos, organizó el trabajo dividiendo los sectores geográficos en los que se concentraban los votantes con mayores posibilidades de volver a votar o elegir por primera vez a Cambiemos y los que estaban prácticamente descartados. La nomenclatura oficialista les asignó categorías: voto duro, voto blando, posible, difícil e imposible y decidió concentrarse en los votos blandos y posibles.
Según supo Periodista 360, eso permitió concentrar el trabajo para apuntalar la campaña de los candidatos y de la gobernadora María Eugenia Vidal. Así las cosas, allegados a Jorge Macri destacaron el progreso de Cambiemos en distritos como San Martín (gobierna el randazzista Gabriel Katopodis), Ituzaingó (al mando del kirchnerista Alberto Descalzo), Navarro y Mercedes, en tanto que en Hurlingham ganaron los candidatos locales y en José C. Paz consolidaron el segundo lugar.
«En Moreno se creció seis puntos, en Marcos Paz pasamos a segundos consolidados, en Las Heras se creció creció en siete puntos, en San Fernando se ganó en lo Nacional, y tuvo un crecimiento en lo local, mientras que en Tigre registramos un crecimiento sustantivo de 20 puntos y en Malvinas Argentinas también crecimos», señalaron allegados a los laboratorios electorales del oficialismo.
