En la Plata se analizarán nuevamente la sangre, la orina y los hisopados del astro del fútbol argentino, como parte de la investigación de la causa que se abrió por su deceso.
Tras confirmarse el deceso de Diego Maradona el pasado 25 de noviembre, comenzaron los estudios para analizar la causa de su muerte que, según los forenses, se debió a un paro cardio respiratorio. Sin embargo, los antecedentes médicos y el descuido denunciado llevaron a que se inicie una causa y a partir de ahí, una nueva autopsia más detalladas.
En este caso, será por la Superintendencia de Policía Científica y estará supervisada por dos de los fiscales que integran el equipo que trabaja en la causa: Laura Capra, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Benavídez, y el fiscal general adjunto de San Isidro, Cosme Iribarren.
En esta nueva autopsia, se realizarán nuevos estudios toxicológicos, mediante los cuales se buscará determinar si Maradona tenía rastros de haber consumido alcohol, drogas o alguna otra sustancia en las horas previas a su muerte, aunque gran parte de la misma se centrará sobre el corazón, causal de su muerte.
Según detallaron, la sección patología trabajará sobre este órgano, que fue extraído en forma completa y a simple vista se confirmó que padecía de una «miocardiopatía dilatada» al pesar más de 500 gramos, cerca del doble que uno normal. Los voceros, sin embargo, aclararon que este miércoles no se conocerá el resultado de ninguno de los estudios, ni siquiera de los que se realizarán sobre las muestras de orina y de sangre.
El parte médico oficial firmado el pasado 25 de noviembre asegura que Diego Maradona murió como consecuencia de un «edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada» y descubrieron en su corazón una «miocardiopatía dilatada».