Se llevaron a cabo una gran cantidad de allanamientos en los que se realizaron seis detenciones.
Un total de 101 víctimas de la trata de personas fueron encontradas y salvadas en siete provincias del interior del país. Para lograrlo, se llevaron a cabo una gran cantidad de allanamientos en los que se realizaron seis detenciones.
Los delitos que se investigan son varios: trata de personas, reducción a la servidumbre, lavado de dinero, y también actos delictivos que atentan contra la integridad sexual, la identidad y la vida de las personas.
Las causas se encuentran a cargo de las fiscalías federales número 1 de Morón y número 2 de Santiago del Estero, además también interviene la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX).
En una de las causas, según la información del Ministerio Público Fiscal de la Nación difundida por la agencia de noticias, los allanamientos se realizaron en los municipios bonaerenses de San Justo, Bahía Blanca, San Miguel del Monte, y en las provincias de Neuquén, Entre Ríos, Mendoza, Tucumán, Salta y la Ciudad de Buenos Aires; en total 69 personas fueron rescatadas.
La hipótesis en la que trabaja la fiscalía, por ahora, se basa en que un grupo de individuos menores de edad y también mayores, fueron sometidos a las órdenes de una organización criminal llamada «Templo Evangélico Filadelfia» que cuenta con una sede en la localidad bonaerense de San Justo y las autoridades judiciales la calificaron como una «secta religiosa».
La investigación empezó en el 2019, y se efectuaron diversos allanamientos y otros operativos, sin embargo, las seis detenciones de los acusados más importantes se efectivizaron con los acciones llevadas adelante durante esta semana.
Acorde con lo dictaminado en la investigación, la agrupación religiosa implementó «un plan sistemático de captación, explotación laboral y reducción a la servidumbre», debido a que, «cuando los fieles ingresaban a la congregación religiosa Filadelfia, quedaban bajo el dominio exclusivo de las líderes, quienes iniciaban sobre ellos un proceso de persuasión coercitiva, que tenía como finalidad la apropiación de sus voluntades».
Como consecuencia de ese proceso, que en muchas ocasiones era realizado en personas menores de edad, «los seguidores terminaban creyendo que las líderes se encontraban revestidas de dotes divinidad, circunstancia que les permitía a estas mujeres realizar todo tipo de acciones, muchas de ellas con tintes o ribetes delictivos, sin recibir algún tipo de cuestionamiento».
Por lo tanto, la fiscalía calificó el proceder delictivo de la secta a través de las siguientes acciones: identificación de personas vulnerables; captación; traslado; adoctrinamiento teológico; control incesante de cada actividad que desarrollaban las víctimas; falta de alimentación, de descanso y aplicación de castigos físicos y psíquicos.