Desde Suteba aseguraron que «mientras se cumplan los protocolos», se mantendrá el calendario calculado para el regreso del dictado presencial en las escuelas.
Mientras el conflicto está al borde del estallido entre los ministros de la Ciudad de Buenos Aires y los gremios docentes, que volverán a reunirse para definir el regreso a las escuelas. El plan previsto para el 17 de febrero consiste en tres etapas graduales para que al cabo de 20 días, todos los alumnos de primaria secundaria y los niveles iniciales tengan clases presenciales.
Sin embargo, los trabajadores continúan alertados ante la falta de protocolos y cuidados en el distrito porteño y ponen en duda esta medida, pidiendo que se garantice mayor seguridad y la llegada de las vacunas para iniciar la campaña con ellos, asegurando un ciclo lectivo en las aulas.
Por otro lado, el gobierno de la provincia de Buenos Aires aparece más adelantado en las pedidas y según informó la secretaria general adjunta del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), María Laura Torre, «mientras se cumplan los protocolos, las clases comenzarán el 1 de marzo«.
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«No habría dificultades para reanudar las clases en forma presencial», ratificó en tanto se mantengan los cuidados específicos. Aún así, aseguró que la presencialidad de los alumnos en las aulas «no será como a comienzos de 2020», cuando «todos» juntos llegaban a las escuelas, y afirmó: «No habrá presencialidad masiva. Desde cada escuela se va a ir informando cómo es la modalidad, cuándo se empieza y seguramente va a ser escalonado».
«Llevamos seis meses de mucho trabajo con la Provincia de Buenos Aires porque en julio se comenzó a trabajar un plan jurisdiccional» y destacó que «con mucho esfuerzo, mucho debate se llegó a ese plan sabiendo que en un momento teníamos que preparar la vuelta a la presencialidad», agregó Torre en sus declaraciones.
Por otro lado, ratificó que «este plan tiene ocho protocolos», entre ellos la situación de limpieza en las aulas, la ventilación, la dotación de docentes y auxiliares y la situación del transporte. «Gracias a esos protocolos se pudo volver a la presencialidad el año pasado en aquellos lugares donde la circulación del virus era nula o de baja intensidad», precisó.