Es la segunda vez que el organismo hace esta solicitud en la causa que también procesó a Lázaro Báez. Sostienen que el matrimonio K convirtió «a un ignoto empleado bancario en un empresario diversificado capaz de recibir en licitación el 80% de las obras viales de su provincia».
La Unidad de Información Financiera (UIF) dirigida por Mariano Federici pidió ante el juez Sebastián Casanello que Cristina Kirchner sea indagada en la causa conocida como la Ruta del Dinero K.
El juez Casanello procesó a 26 personas en la Ruta del Dinero K el 25 de agosto pasado. El extenso listado de imputados está encabezado por Lázaro Báez y sus cuatro hijos (Martín, Luciana, Leandro y Melina). Todos están acusados de «integrar una banda dedicada a lavar dinero entre 2010 y 2013 agravado por la habitualidad». La suma de esa maniobra se fijó en 60 millones de dólares.
«Existen pruebas suficientes para concluir que Lázaro Báez no realizó las maniobras en soledad, sino en el marco de una asociación ilícita que compartía con los más altos funcionarios del Estado quienes resultan penalmente responsables por aquellas acciones y detentaban la propiedad de los activos lavados», sostiene en su pedido la UIF.
El organismo antilavado remarca que Báez era «testaferro» de los Kirchner y que sólo pudo actuar bajo la «responsabilidad de Cristina Kirchner, su familia y sus funcionarios en 21 maniobras de lavado investigadas» por eso «se volverá a requerir, se les reciba declaración indagatoria».
Dicen que el matrimonio convirtió «a un ignoto empleado bancario, por entonces monotributista, en un empresario diversificado capaz de recibir en licitación el 80% de las obras viales de su provincia a pesar de no contar con ninguna experiencia en la materia».
Por lo tanto, sostienen en su carácter de querella de la causa, que el «Báez empresario» que hoy se conoce, «fue una creación del matrimonio Kirchner» y que por los cargos que detentaban «no podían acaparar aquel dinero a su nombre ni ganar aquellas adjudicaciones con empresas de su propiedad sino que necesitaban un empresario de confianza que oficiara de prestanombres».