Aseguró que Argentina está dentro de los tres países de América Latina que finalizan su recesión y contribuyen al repunte regional
El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectó en 2018 un crecimiento económico para la Argentina en un 2,5% y una baja en la inflación «si hay moderación salarial» mientras que actualizó las cifras del 2017 y calculó un 2,8% que superó las expectativas de octubre que estimaban un 2,4%. En tanto, para 2019 auguran otro 2,8% de aceleración.
El director para el Hemisferio Occidental del organismo, Alejandro Werner, difundió este jueves las cifras en su blog donde señaló que el nuevo pronóstico menor al del 2017 se debe a «la contención fiscal y monetaria» al tiempo que analizó que el año pasado «el consumo se benefició del avance de los salarios reales, la inversión también se aceleró, incluso en el sector privado».
En este sentido, la puntualización sobre los salarios se da en congruencia con la intención del Gobierno en fijar un techo paritario del 15% sin cláusula gatillo, a raíz de las metas de inflación que también se condicen ya que el FMI calcula un 16% de aceleración de los precios a lo largo de este año, cifra que no se alteró desde su anterior evaluación de octubre.
Para América Latina, el Fondo proyectó una «continuación del auge» que generó «el crecimiento mundial y el comercio internacional financiero» que «están cobrando ímpetu» y resaltó que «el aumento de los precios de las materias primas también ha colaborado con el repunte de la región».
Dentro de la perspectiva regional, la entidad remarcó que tanto Brasil, Argentina y Ecuador estarían finalizando sus respectivas recesiones por lo que cobran un papel importante en este buen panorama latinoamericano que creció 1,37% en 2017 (sólo un 0,01% más que la estimación de octubre). En tanto, previeron que la actividad se acelerará a 1,9% en 2018 y 2,6% en 2019.
Y advirtieron:»En los países que necesitan reducir los déficits fiscales, es necesario dirigir la atención al delicado equilibrio entre preservar un crecimiento inclusivo y estabilizar la elevada y creciente deuda pública. Para resistir mejor los shocks en el futuro, se lograría una mayor resiliencia y eficacia a la política monetaria manteniendo la flexibilidad cambiaria y reforzando en mayor medida la comunicación y la transparencia de los bancos centrales».