El oficialismo necesita robustecer las reservas, en medio de la fuerte salida de divisas en lo que va del año y la caída de las liquidaciones del agro.
El viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, y el jefe de asesores, Leonardo Madcur, buscarán esta semana obtener la aprobación del FMI de las metas trimestrales, con el fin de liberar un desembolso clave del organismo.
El objetivo es cerrar la cuarta revisión trimestral del Acuerdo de Facilidades Extendidas con el Fondo Monetario, que habilitará un nuevo desembolso de US$5.400 millones por parte del organismo multilateral de crédito.
Eso fondos son claves en momentos en que las reservas perforaron el piso de los US$40.000 millones y la agroindustria presenta un ingreso de divisas muy bajo.
El período analizado es el cuarto trimestre de 2022, año que la Argentina cerró con un déficit primario (sin incluir los servicios de deuda) equivalente al 2,4% del Producto Bruto Interno (PBI), con un sobrecumplimiento de una décima, si se tiene en cuenta que la meta acordada había sido del 2,5%.
Para 2023, la meta de déficit primario es del 1,9%, en un año marcado por varios condicionantes que el Gobierno argentino busca plantear en las discusiones en Washington, como el impacto de la sequía en la cosecha agrícola y en el ingreso de divisas, así como la continuidad del conflicto entre Rusia y Ucrania, con derivaciones en los precios de la energía y los costos de transporte y logística.
Rubinstein y Madcur habían participado de las deliberaciones a principios de febrero con los equipos técnicos del FMI, que se realizaron en formato híbrido, ya que el jefe de la delegación, Luis Cubeddu, mantuvo un contacto por vía remota.
Previo a ese contacto, el ministro de Economía, Sergio Massa, consideró a mediados de enero que el FMI estaba incumpliendo su compromiso de revisar los costos de la guerra en Ucrania.
«Argentina cumplió su programa, pero el Fondo Monetario no está cumpliendo con Argentina el revisar cómo van a compensar a los países que pagaron el costo de la guerra con su economía. Es un problema a resolver», dijo Massa en esa oportunidad.
El ministro había advertido al participar de la Cumbre del G20 en Indonesia que «la guerra viene teniendo un costo muy alto para los países del hemisferio sur» y que «a la Argentina ya le costó US$ 5.000 millones y no hay ámbito global donde se esté discutiendo este tema».
Las importaciones de combustibles sumaron US$ 5.800 millones en que 2022, contra los US$ 2.000 millones proyectados antes del inicio de la guerra, lo que resultó en un incremento neto de US$ 3.800 millones.
Además del costo, el aumento del precio de los principales productos básicos hizo que se precisaran más divisas para importar combustibles, entre los que se incluyen los utilizados para el suministro de energía durante 2022.
En el Ministerio de Economía subrayan que, luego de desatado el conflicto el 24 de febrero del año pasado, cuando Rusia comenzó la invasión a Ucrania, fue necesario, entre otras cosas, renegociar el contrato de importación de gas natural con Bolivia, que tuvo un aumento del 114%, y el incremento de las compras de electricidad de Brasil.
Otro de los factores que incidieron negativamente fue el aumento, en promedio del 93%, en los precios de los fertilizantes, ya que Argentina importa cerca del 70% de los productos que el campo necesita.
Como atenuante de esta situación, se destacan el adelantamiento de la adquisición de GNL por US$ 262 millones, que permitirá un ahorro de divisas que se estima ascenderá a US$ 2.100 millones en todo 2023. Y en especial las obras de construcción del gasoducto Presidente Néstor Kirchner, que reducirá tanto las importaciones como los subsidios al gas.