A un decenio del caso que movilizó al país, la jueza federal caracterizó la muerte del fiscal como un «atentado terrorista».
La jueza federal y exesposa del fiscal Alberto Nisman, Sandra Arroyo Salgado, se refirió al asesinato de su ex pareja, donde este sábado se cumplen 10 años del crimen, y fue contundente con su postura.
“Es un día muy especial. Todos nos acordamos que estábamos haciendo en ese día. Fue un tercer atentado terrorista”, sostuvo.
En ese sentido, Salgado siguió: “El asesinato de Nisman fue un crónica de una muerte anunciada. Empezó en 2012/2013 con mails terribles. Fue el mayor ataque a la independencia”.
En diálogo con Sábado Tempranísimo por Radio Mitre, la magistrada se mantuvo en la determinación de la Justicia en la que confirmó que fue un asesinato, y no un suicidio como habían dicho en primera instancia: “La verdad que el asesinato fue un acto de alta gravedad institucional. En 2018, la Justicia determinó que fue un asesinato. Tuvo una íntima vinculación con su trabajo. Hay que seguir adelante”.
CASO
Alberto Nisman, fiscal especial de la causa AMIA, fue encontrado muerto el 18 de enero de 2015 en su departamento de Puerto Madero con un disparo en la cabeza.
La justicia consideró que se trató de un homicidio. Los peritajes realizados por Gendarmería Nacional concluyeron que terceras personas ingresaron al departamento, redujeron a Nisman y lo asesinaron, simulando un suicidio. La hipótesis inicial de suicidio fue descartada con el avance de la investigación y nuevos análisis forenses.
DIEZ AÑOS SIN RESPUESTAS
A casi diez años de la muerte de Alberto Nisman, el caso sigue siendo una herida abierta en la Argentina. La causa judicial, aún sin responsables identificados, continúa bajo la investigación del fiscal Eduardo Taiano, quien sostiene la hipótesis de un homicidio relacionado con el trabajo del fiscal en la UFI-AMIA y su denuncia contra el Memorándum de Entendimiento con Irán.
Esta denuncia implicaba a altos funcionarios del gobierno kirchnerista en un presunto encubrimiento del atentado a la AMIA.
El caso Nisman no solo se convirtió en un símbolo de las complejidades del sistema judicial argentino, sino también en un reflejo de las profundas divisiones políticas y sociales del país. Desde su trágica muerte, el debate público osciló entre teorías de asesinato, suicidio inducido y encubrimientos, alimentando tensiones que trascienden lo judicial para instalarse en la arena política.