Desde el Senado, el ministro de Justicia aseguró que el proyecto «no es una construcción teórica ni dogmática».
El ministro de Justicia, Germán Garavano, afirmó esta tarde en el Senado que el proyecto del nuevo Código Penal está «basado en problemas reales de la sociedad» y que «no es una construcción teórica ni dogmática, sino una norma que nos permita vivir en paz«.
Al presentar la iniciativa del Poder Ejecutivo elaborada por una comisión especial de juristas, Garavano destacó que el nuevo Código «avanza y consolida todo lo que tiene que ver con violencia de género, ciberdelitos e incorpora el régimen penal de las empresas.
También puso de relieve como una «innovación valiosa» el tema de «los delitos viales» al incorporar la figura del «peligro abstracto» para quienes conduzcan bajo el efecto del alcohol y quienes «exceden en más de 60 kilómetros por hora la velocidad permitida».
Por su parte, el presidente de la comisión redactora del proyecto, el camarista Mariano Borinsky, remarcó que el objetivo fue lograr que «no sea un Código Penal de laboratorio sino un código penal práctico».
El objetivo principal de la reforma es sistematizar unas 900 leyes especiales, además de endurecer las penas para casos de corrupción y narcotráfico y para los robos por parte de “motochorros”, entre otros delitos.
Las 244 páginas del proyecto enviado por el Gobierno declaran también la emergencia penitenciaria, despenaliza la tenencia de drogas de uso personal en escasa cantidad y mantiene la condena para la mujer que aborte, aunque el juez podrá eximirla de la pena.
A su vez, las reformas incluyen al delito del acoso laboral, castigan la tenencia de pornografía infantil y aplican el seguimiento para hechos como el abuso sexual agravado y de violencia de género.