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Lionel Messi decidió seguir en el Barcelona

  • por PERIODISTA 360
  • 4 de septiembre, 2020

Tras el comunicado que su padre le envió a la Liga de España, el futbolista de 33 años finalmente optó por continuar en el club con el que tiene vínculo vigente hasta mediados del 2021.


Lionel Messi decidió quedarse en el Barcelona hasta el final de su contrato vigente y dará a conocer los motivos de su determinación en medio de la guerra ya declarada entre su padre y representante, Jorge Messi, y la Liga de España en el marco de la interpretación de la cláusula de rescisión de su contrato, el foco del conflicto.

Su continuidad en el club azulgrana sorprendió tanto como el pedido formal de libertad de acción que le hizo al club para marcharse al Manchester City apenas 10 días atrás, el pasado 25 de agosto, fundamentalmente por el cambio radical de posición.

Acaso la postura inflexible de Josep María Bartomeu ante Jorge Messi, padre y representante de La Pulga, para dejar ir a su principal activo pero además el máximo ídolo de la historia del club, y una disposición del futbolista para recapacitar sobre una manera de salir que no honraría su prolífica historia.

Del burofax a la continuidad

El del martes 25 de agosto de 2020 pasará a la historia como uno de los días de mayor impacto del fútbol en sus casi 150 años de existencia. Fue entonces cuando Lionel Messi, acaso el mayor astro de la era moderna del deporte, le comunicó al Barcelona vía burofax su intención de marcharse del club con el que escribieron los más prodigiosos capítulos de lo que los ingleses precursores dieron en llamar football.

Aquel documento oficial emitido por el delantero argentino nacido en Rosario el 24 de junio de 1987, que llegó a Barcelona en 2000, que debutó allí como profesional el 16 de octubre de 2004, a partir de cuando cosechó 33 títulos en 731 partidos oficiales jugados a lo largo de 16 temporadas donde además ganó seis veces el Balón de Oro como reconocimiento al mejor jugador del mundo, le abría la puerta a una crisis institucional, económica y deportiva que venía anunciándose desde la temporada después del triplete conquistado, una noche de 2015 en Berlín.

Ninguna otra noticia que pudiera acontecer en las próximos días, semanas, meses y años causaría tanto impacto negativo en el barcelonismo como lo que implicaba el adiós del mejor jugador de su historia tras una estadía de casi 20 años en el club de su vida y de la peor manera posible: después de una derrota bochornosa como fue el 2-8 frente al Bayern Munich en la UEFA Champions League, sin poder despedirse de la hinchada en un Camp Nou lleno, enemistado con la directiva y con el muy factible cierre de su ciclo en los juzgados.

El descenso en caída libre del Barcelona en las últimas temporadas parecía ser demasiado hasta para un jugador que estaba decidido a completar íntegramente su carrera profesional en Europa en el club que apostó por él cuando tenía 12 años y llegó procedente de Rosario.

Las razones para explicar el envío del burofax son muchas, pero en el pedestal de las más relevantes sin duda están la ruina en la que se convirtió el proyecto deportivo del club, su inexistente relación con la junta directiva de Bartomeu y el adiós de Luis Suárez, su amigo íntimo, a quien un día antes del pedido de libertad de acción que hizo Messi, se le dijo que no se contaba con él mediante una llamada telefónica de Ronald Koeman.

Por eso una buena parte del barcelonismo, empezando por miembros de la oposición como Joan Laporta, Emili Rousaud o Víctor Font, señalaron directamente al presidente y su junta directiva como los culpables de la noticia que en un puñado de minutos dio la vuelta al mundo.

En este contexto, si algo está demostró la oposición en las horas posteriores a la bomba informativa fue su desunión.

Minutos después de que Víctor Font dijera que su precandidatura apoyaría la moción de censura anunciada en julio por el colectivo Cor Blaugrana, la asociación Manifest Blaugrana emitió un comunicado en el que explicó que presentaría una moción si, antes de esa fecha, Bartomeu no conseguía reconducir la situación de Messi y dimite junto a su junta directiva.

La situación del Barcelona se volvió esperpéntica y era imposible precisar cuál sería la magnitud de las consecuencias de la marcha de Messi.

Pero estas irían mucho más allá del terreno deportivo porque el club está en vísperas de renovar el contrato con Rakuten, su patrocinador principal (aporta 55 millones de euros anuales), y con Beko (19 millones de euros anuales), además de encontrarse en plena búsqueda de una empresa que se haga cargo de los title rights del Camp Nou que deben financiar gran parte de la construcción del Espai Barça.

Es una evidencia que el impacto de la marca Barça sería mucho menor sin Messi, como ya lo empezó a ser cuando se fue Neymar. Y la tesorería del club no está por estos tiempos para hacer contrataciones estelares.

En estas condiciones, Ronald Koeman, el héroe de Wembley, un emblema del Barcelona, se propuso empezar un nuevo proyecto que avanza totalmente desorientado pero la salida de Messi le daba un ultimátum.

Este viernes 4 de septiembre, 10 días después de largas jornadas de tensión entre la directiva del club y la familia Messi, el mundo supo, sorprendido, de un rotundo cambio de planes. Todo indica que Messi sigue en el Barcelona y aquí, dicen, no ha pasado nada.

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