Reconoció las muertes de mujeres por abortos clandestinos pero aseguró que en lugares donde la práctica es una política de salud pública «no se eliminó el aborto clandestino con esta medida».
La vicepresidenta, Gabriela Michetti, se manifestó desde un principio en contra de la legalización del aborto y luego de sacarse una foto con otros funcionarios para mostrar su rechazo explicó los motivos: «Mi postura es lo que yo llamo un humanismo recalcitrante».
En el programa La Cornisa, la presidenta del Senado rechazó que la práctica sea un derecho de las mujeres porque «lo que tiene adentro de su cuerpo no es su cuerpo porque tiene un ADN diferente al del papá y al de la mamá» en tanto que en contraposición sostuvo que el primer derecho «es el derecho a la vida«.
En cuanto a la problemática de las muertes por aborto clandestino que sostienen los impulsores del proyecto, Michetti consideró: «Yo reconozco el problema pero no acepto que la solución sea coartar otra vida. No creo en eliminar una vida y eso no tiene nada que ver con la religión».
Reconoció, no obstante, que en estas situaciones «hay muchas cosas que se esconden» y si bien reconoció que «es un tema de salud pública que existe», afirmó que si bien en otros países al implementar la práctica dentro del esquema estatal se redujo, «en ningún país se eliminó el aborto clandestino con esta medida».
Para Michetti hay que «trabajar en una política de presencia del Estado» que apunte a la prevención: educación sexual y anticonceptivos gratuitos. Al mismo tiempo, resaltó que la adopción es una alternativa «provida» y que «ir a favor de la vida es más progresista».