Había preocupación en el mercado por el posible desincentivo a invertir en títulos públicos.
Según publica Infobae, el impuesto a la renta financiera tendrá en cuenta específicamente a qué precio fueron comprados los bonos para evitar que la incidencia exceda el 15% anunciado originalmente. De este modo lo precisaron desde el Ministerio de Hacienda ante la inquietud que en los últimos días había generado el anuncio del nuevo gravamen.
El inconveniente para la aplicación del impuesto surgió con los títulos públicos en dólares, que cotizan muy por encima de su valor nominal. El caso tal vez emblemático es el del Bonar 24. Este título cotiza a USD 115 por cada 100 de valor nominal, con un rendimiento anual apenas por encima del 4% en dólares. Sin embargo, paga un cupón anual de 8,75%. Si se aplica el gravamen de 15% sobre ese pago de intereses, el impuesto real llegaría a más de 30%, el doble de lo que propone el Gobierno. En conclusión, el inversor deberá pagar el impuesto exclusivamente sobre ese 4% de rendimiento real y no sobre el 8,75% que corresponde al cupón.
La aplicación del impuesto a la renta financiera será sobre el monto real de las ganancias por intereses. Esto significa que no se aplicará en forma directa sobre el pago del cupón.
Desde Hacienda señalaron que esa situación está prevista y que la aplicación del gravamen «se neteará» del capital de los títulos cuando estos se ubiquen por encima del valor nominal. «Así figura en el proyecto de ley, pero algunos salieron a escribir sin consultarnos», añadieron fuentes oficiales.
Una de las preocupaciones que tienen en el Gobierno es que los inversores que acumularon bonos argentinos por las exenciones impositivas no empiecen a reducir sus carteras a causa del nuevo impuesto. De hecho, algunos analistas comenzaron a advertir a sus clientes sobre la posibilidad de empezar a comparar otras opciones de renta fija internacional, ya que los bonos argentinos perderían atractivo ante la baja de las tasas y la aplicación del nuevo impuesto.
El impuesto del 15% se aplicará exclusivamente sobre los intereses de los bonos nacionales, provinciales y corporativos emitidos en dólares. En el caso de los intereses de títulos en pesos que no tengan cláusulas de ajuste (como Lebac y plazos fijos), la tasa será sólo de 5%, aunque la ley faculta al Poder Ejecutivo a llegar al 15 por ciento.
Según los cálculos que circularon entre consultoras privadas y también del propio Gobierno, el impuesto a la renta financiera recaudará muy poco en una primera etapa. Se calcula que en 2018 sería unos 20.000 millones de pesos, que representa apenas el 0,2% de la recaudación total.
Aunque si el sistema financiero crece en los próximos años, ese monto podría aumentar significativamente. Para los ahorristas, habrá un mínimo no imponible de $52.000 de intereses anuales y recién superado ese nivel se empezaría a cobrar.