Fue encontrado muerto en su casa con un disparo en la cabeza y un revólver en la mano. Tenía 88 años y había sido quien avaló la hipótesis del asesinato del fiscal Alberto Nisman.
Osvaldo Hugo Raffo, el médico forense más importante de la historia argentina por su intervención en casos resonantes, fue encontrado muerto en su casa en la calle Florida al 2300 de la localidad de San Andrés, partido de San Martín, con un disparo en la cabeza y un revólver en la mano.
A su vez, había dejado una nota al juez, donde expresó. “No soporto más los dolores que me aquejan. No se culpe a nadie de mi muerte. Dios me perdone”, finalizada con su firma y su sello al pie, mientras que dejó otra a su cuidadora donde le pidió: “No te asustes y no subas sola”.
Raffo intervino en casos de gran repercusión en el país, como los de Nora Dalmasso, María Marta García Belsunce, José Luis Cabezas, Candela Rodríguez, Angeles Rawson, y el del fiscal Alberto Nisman. También fue el encargado de realizar la autopsia al cuerpo de René Favaloro, por la que, según confesó después, salió de la morgue llorando.
En cuanto al caso Nisman, fue contratado por la jueza Sandra Arroyo Salgado, la madre de las hijas del fiscal, por lo que fue al departamento de las torres Le Parc, tres semanas después del hecho, encontró pelos y otras evidencias que habían pasado inadvertidas para los peritos que trabajaron en el lugar la misma noche del hallazgo del cuerpo, y avaló la hipótesis del homicidio.
El perito forense nació en Parque Patricios el 31 de octubre de 1930. Hijo de un matarife, comentó en varias entrevistas que creía haberse inclinado por la especialidad de tanatólogo (del griego thanatos, muerte) “por ver tantas vacas muertas” cuando era chico. En 1957 se recibió de médico, y diez años después obtuvo la especialidad de médico legista.