Uno de los principales puntos de reforma sería el aumento de los jueces federales en los tribunales porteños, que pasarán a ser 46.
Luego de varios meses de especulaciones y demoras como consecuencia de la pandemia de coronavirus que azota al país, finalmente el próximo viernes podría llegar al Congreso el proyecto de reforma judicial.
Alterados los planes iniciales de un proyecto que, en base a los dichos de Alberto Fernández «servirá para reordenar el funcionamiento» del poder al que criticó al decir que «lo que pasa ahí es un estropicio», el presidente comenzó a abordar el tema de manera personal, tras consultarlo con Marcela Losardo, ministra de Justicia, Gustavo Beliz, una de las pocas personas que influencian en la opinión del mandatario, y Vilma Ibarra, secretaria Legal y Técnica cuya palabra es determinante a la hora de definir proyectos del Ejecutivo.
Uno de los principales puntos de la reforma, se descarta, será el aumento de los jueces federales en los tribunales porteños, que pasarán a ser 46 resultantes de la suma de los 12 actuales más los 11 que hoy se desempeñan en el fuero penal económico. Esa suma de 23 juzgados se duplicarán, para llegar a la cifra de 46 magistrados.
De esta manera, Fernández apunta a trazar un nuevo mapa en Comodoro Py, en una iniciativa que no abarcaría la discusión sobre una eventual ampliación de la Corte Suprema de Justicia como solicitó la vicepresidenta Cristina Kirchner, quien quiere un tribunal supremo con mayor cantidad de integrantes.