Ambas administraciones empezaron con el pie izquierdo y tendrán fuertes cortocircuitos en varios puntos.
Tal como se conoció en los últimos días, Mauricio Macri no sólo estará ausente en la asunción de Jair Bolsonaro en Brasil el 1° de enero sino que apenas enviará a su canciller Jorge Faurie en lugar de la vicepresidenta Gabriela Michetti. Se trata de un gesto que podría complicar el inicio de las relaciones bilaterales con la nueva administración brasileña que ya nace con amplias diferencias.
El mandatario argentino decidió quedarse en sus vacaciones en algún lugar de la Patagonia con su familia durante esa fecha. Según admiten en la Casa Rosada y en la Cancillería, la decisión de Macri de no ir a la asunción de Bolsonaro sería una respuesta a la idea del presidente electo de Brasil de que la primera visita que hará en la región sea a Chile, quebrando en este caso la historia de Itamaraty que siempre indicó a todo jefe de Estado en funciones viajar por primera vez a la Argentina como gesto hacia el exterior.
En este marco, existen al menos cuatro temas que complican cada vez más su relación.
1-La presión a Venezuela. El próximo 4 de enero está prevista una reunión en Perú del denominado Grupo Lima que nació para reclamar que haya democracia en Venezuela. Este grupo lo integran Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Canadá, Paraguay, México, Paraguay y Uruguay, entre otros. Se estima que allí los diplomáticos de cada país llevarán propuestas para aumentar la presión contra el régimen de Venezuela. Bolsonaro ya dejó entrever que se pronunciará por la postura más dura contra Nicolás Maduro que es la de cerrar las embajadas apostadas en Caracas y ejercer un bloqueo económico a Venezuela. Macri no coincide con esta postura ya que cree que un bloqueo económico terminará por perjudicar a la población venezolana. Y en cuanto al cierre de las embajadas la Argentina ya adelantó su negativa porque entiende que esto le restaría poder de negociación diplomática internamente para lograr la ayuda humanitaria que hasta ahora se hizo mediante la destacada labor del encargado de Negocios Eduardo Porretti, quien desde Caracas logró sacar a varios disidentes del régimen chavista. En rigor, Macri teme que Bolsonaro termine opacando su rol de líder regional que tuvo hasta ahora en un tema central como el de Venezuela.
2-El Mercosur en la mira. Luego de las intempestivas declaraciones del designado ministro de Economía de Brasil Paulo Guedes, quien menospreció el valor real del Mercosur, en el equipo de Bolsonaro no volvieron a hablar del tema. Se sabe que el vicecanciller designado por la nueva administración, Natalio Brendelli, es un entusiasta de los acuerdos del Mercosur y de una Brasil con más mercado regional. Pero esta no parece ser aún para la administración de Macri una garantía suficiente de que Bolsonaro respetará los lineamientos del Mercosur y mucho menos las negociaciones entabladas por el bloque con la Unión Europea por un acuerdo de libre comercio.
3-Cambio climático. Si bien la semana pasada Bolsonaro anunció que no sacaría a Brasil del Acuerdo de París sobre cambio climático como lo había prometido en la campaña, en la Casa Rosada aún resuena aquella frase que pronunció el designado canciller brasileño Ernesto Araújo cuando dijo: “El cambio climático es parte de un complot de marxistas culturales. Es un dogma que se ha utilizado para justificar el aumento del poder regulador de los Estados sobre la economía y el poder de las instituciones internacionales sobre los Estados nacionales y sus poblaciones”. Macri es un ferviente defensor del Acuerdo de París y durante la cumbre del G20 bregó para que en el documento final haya un compromiso de todos los países por potenciar las medidas contra el calentamiento global.
4-El caso de China. Hay una diferencia que no se vio a la luz aún entre Macri y Bolsonaro que es la postura que ambos tienen respecto de China. Mientras que el presidente argentino es proclive a un esquema de diplomacia abierta al mundo, Bolsonaro cree que se deben poner reparos y allí se incluye al comercio con China. Algo de esto dejó trascender el propio presidente electo de Brasil en la visita que hizo a Taiwan en enero pasado, donde dejó un fuerte apoyo a ese enemigo acérrimo de Beijing. Macri prefiere en este caso cerrarle las puertas a Taiwán y apuesta todo por la administración de Xi Jinping.
Con información de Infobae