Los reclutados estarán repartidos en 8 países y buscan a 500 postulantes de Argentina. Hay grandes esperanzas de obtener resultados prometedores al tener en cuenta las fases positivas previas de investigación.
La comunidad científica mundial no descansa en invertir esfuerzos para encontrar una cura al VIH-sida. Si bien los avances en la terapia antirretroviral cambiaron radicalmente la historia de las personas que viven con el virus -al punto que puede permanecer indetectable e intransmisible en quienes están bajo tratamiento-, aun el hallazgo de una medicina todavía parece lejano.
Lo que despierta mayores expectativas por estos días es una vacuna preventiva que entra en fase final de investigación y cuya eficacia comenzará a probarse en 3.800 voluntarios de 8 países, incluidos 500 de Argentina.
El reclutamiento de hombres que tienen sexo con hombres y personas transgénero de 18 a 60 años con alto riesgo de contraer VIH está punto de empezar en los cuatro centros de investigación locales, tres de la Ciudad de Buenos Aires (Fundación Huésped, Helios Salud y el Hospital Ramos Mejía) y uno de Rosario (CAICI), y en otros 53 distribuidos en Estados Unidos, Brasil, Italia, México, Perú, Polonia y España.
Impulsado por la Red de Estudios de Vacunas para el VIH (HVTN, por sus siglas en inglés) de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) y la compañía farmacéutica Janssen, entre otras instituciones que conforman una alianza público-privada, el ensayo clínico denominado Mosaico es el primero que se realiza en el país de una vacuna preventiva para el VIH.
A diferencia de otras que se probaron en el pasado sin grandes éxitos, las esperanzas depositadas en esta se basan en características vinculadas a su potencial eficacia global y a los resultados obtenidos en fases previas de investigación.
Luis Pliego, director de Asuntos Científicos de Janssen en Argentina, señaló a Clarín que los cuatro centros fueron autorizados por la ANMAT para realizar el estudio, que la vacuna ya está en el país y que la búsqueda de voluntarios se iniciará en el transcurso del primer trimestre. “El tiempo de enrolamiento estimado es de 6 meses. Luego viene el período de aplicación de la vacuna, que son cuatro dosis en el transcurso de un año”.
El reporte final del ensayo clínico se espera para 2023. Su importancia radica en que si los resultados son positivos, allanarían el camino al registro de la vacuna. En tanto, para 2021 se estima que estarán disponibles los de otro estudio de fase 2B (Imbokodo), que se lleva adelante en 2.600 mujeres de 5 países del sur de África.
Fuente: Clarín