La gobernadora apuntó a recortar por el desarrollo de infraestructura pública para contribuir a alcanzar la meta definida por el FMI
En medio de las negociaciones por los recortes que contribuirían a alcanzar la meta de déficit fiscal acordada con el FMI, la gobernadora María Eugenia Vidal decidió postergar el desarrollo de las obras públicas y dedicarse a reforzar los planes sociales para responder a las demandas de los sectores más vulnerables.
El Gobierno nacional continúa conversando con los mandatarios provinciales para determinar en qué áreas se deberán ajustar los gastos y en la provincia de Buenos Aires, así como en Capital Federal, se habló en estos días del traspaso de los subsidios al transporte de pasajeros a estas jurisdicciones, como así también de los costos de las empresas de servicio eléctrico, como Edenor y Edesur.
Tanto Vidal como el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quieren tener la autonomía para definir sus propios recortes y dentro de las propuestas de Nación, rechazan la de hacerse cargo del apoyo estatal a AySA.
Aún sin medidas anunciadas, la gobernadora bonaerense buscará priorizar la ayuda a los sectores más necesitados. Según publica Clarín, la mandataria ya le pidió a su equipo que trabaje en un aumento de fondos en relación a los planes sociales en tanto que, anteriormente, relanzó el beneficio de 50% de descuento para los usuarios de tarjetas del Banco Provincia en la compra de alimentos, bebidas no alcohólicas y productos de limpieza.
Días atrás, Vidal reconoció que la inflación es «más alta» de la esperada pero auguró que la situación actual «es transitoria» y que la Argentina «se va a recuperar».
El Estado contempla un ajuste de $300 mil millones y apunta a que se reparta por mitades: $150 mil se hará cargo la Nación y los otros $150 mil millones a cargo de las provincias.