Revolucionaria por aquellos días era la historia de un padre viudo con tres hijas que tenía la ayuda de una empleada, María Leal, y que luego se iba a enamorar de ella. La historia se emitió hasta 1994 marcando picos de rating de 63 puntos.
Solo Arturo y María continuaron el camino del éxito en el medio, las chicas siguieron por su cuenta. Pero como olvidar la emblemática casa que alojó a la familia por la que en el prime time de paraba el país.
A casi treinta años de la tira, la fachada de la casa se hizo viral. Un antes y después que sorprendió a muchos. La casa sigue igual, le han crecido las plantas -y un palmera que en su momento parecía recién plantada- ahora supera el techo de la vivienda.
Lo que sí debieron hacer los dueños de la vivienda fue mejorar la seguridad. En la nueva foto se pueden ver rejas en la entrada, como en todas las ventanas, algo que en los ´90 no tenía.
Según el debate que protagonizó la imagen en las redes, se supo que la casa está ubicada cerca del Parque Chacabuco y es muy probable que empiece a ser un lugar turístico para que los fanáticos de esa tira vayan a tomarse alguna foto.
«Grande Pa!» fue sin lugar a dudas uno de los más grandes éxitos de la historia de la televisión argentina. La tira familiar, protagonizada por Arturo Puig y María Leal, llegó a alcanzar los 62 puntos de rating, con un promedio entre 47 y 52 puntos durante los cuatro años que duró (de 1991 a 1994).
A 26 años del final, el actor, que interpretaba al papá de “las chancles” (Nancy Anka, Julieta Fazzari, y Gabriela Allegue), contó que estuvo tres años sin trabajar luego del gran éxito.
“Todavía me siguen llamando ‘¡Grande, Pá!’ en la calle, pero la verdad es que tengo sentimientos encontrados cuando pienso en el programa. Por un lado, fue maravilloso ese éxito tremendo con 60 puntos de rating, lo veía todo el país. Y, por otro lado, terminó la tira y estuve mucho tiempo sin trabajar”, señaló Puig en «Almorzando con Mirtha Legrand» que conduce Juana Viale.
Puig explicó que muchos productores lo habían encasillado como el papá de “las chancles” y le costó muchísimo romper con eso. “Terminó el programa después de cuatro años (en la pantalla de Telefe) y estuve tres años sin laburar. No sonaba el teléfono y yo decía ‘¿qué pasa?’ De a poco me di cuenta de que había quedado tan identificado que, de golpe, pensaban en mí para un personaje y decían ‘pero si es el padre tan bueno de ‘¡Grande Pa!’”, indicó.
Luego Arturo rememoró que fue en el teatro donde pudo reinventarse y mostrar que podía asumir otros roles, lejos del padre bonachón que encarnó. “Me salvó que me llamaron para hacer la obra ‘Cristales rotos’, que era la última obra de Arthur Miller, donde yo tenía un personaje totalmente diferente”, señaló.
